jueves, 24 de mayo de 2007

ACCIDENTE EN EL AEROPUERTO DE LOS RODEOS.



ACCIDENTE AEREO LOS RODEOS

El 27 Marzo de 1977, dos aviones Boeing 747 colisionaron en el aeropuerto de Los Rodeos, Tenerife Norte en la actualidad, al norte de la isla de Tenerife, muriendo 583 personas. Es el accidente aéreo con mayor número de víctimas mortales de la historia de la aviación.
Los aviones siniestrados fueron el vuelo KLM 4805, vuelo charter de las líneas aéreas holandesas KLM, que volaba desde el aeropuerto de Schiphol en Ámsterdam, en dirección a Gran Canaria y el vuelo PAA 1736, vuelo regular de Pan Am, que volaba desde el Aeropuerto Internacional John Fitzgerald Kennedy de Nueva York, procedente de Los Ángeles,California hacia el aeropuerto de Gran Canaria, también conocido como aeropuerto de Gando.

Antecedentes

Mientras los aviones se dirigían a Gran Canaria, una bomba colocada por el Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC) explotó en la terminal de pasajeros del aeropuerto. Más tarde hubo una segunda amenaza de bomba y el aeropuerto se cerró temporalmente por unas horas y ambos vuelos fueron desviados al aeropuerto de Los Rodeos en la vecina isla de Tenerife junto con otros muchos vuelos. En aquel entonces, Los Rodeos era aún demasiado pequeño para soportar fácilmente una congestión semejante, además de disponer en ese momento de tan sólo dos controladores aéreos y no portar radar de tierra (como tampoco lo tenían aeropuertos como el de Madrid-Barajas), y el aeropuerto Reina Sofía , que se abriría en noviembre de 1978 , seguía aún en fase de construcción.

Cuando el aeropuerto de Gran Canaria fue reabierto, el personal de vuelo del avión de Pan Am (PAA 1736) procedió a pedir permiso para el despegue hacia su destino, Gran Canaria, pero se vio forzado a esperar debido a que el vuelo de KLM (KLM 4805) bloqueaba la salida a la pista de aterrizaje.

Ambos vuelos habían recibido la instrucción de desplazarse por la pista de aterrizaje en lugar de hacerlo por la de rodadura debido a la congestión provocada por el desvío de vuelos desde el aeropuerto de Gran Canaria.

El KLM 4805 pidió permiso para repostar y llenó sus tanques con 55.000 litros de combustible, tras lo que recibió permiso para encender sus motores y desplazarse por la pista principal, salir por la tercera salida (C1 y C2 tenían aviones en ellas) y alcanzar el final. Más tarde el controlador, para dar más agilidad a la maniobra y tras KLM repetir la orden, opta por corregir y ordenar que continúe por la pista principal sin desviarse y que al final de ella haga un giro de 180º (back track) y esperara a la confirmación del despeje de la ruta. Tres minutos después, el PAA 1736 recibió instrucciones para desplazarse por la pista de despegue, abandonarla al llegar a la tercera salida a su izquierda y confirmar su salida una vez completada la maniobra. Pero el PAA 1736 se pasó de la tercera salida (se supone que no la vio debido a la intensa niebla o que la maniobra necesaria era muy compleja para un "jumbo") y continuó hacia la cuarta. Además, su velocidad era anormalmente reducida debido a la niebla.

El piloto holandés, ya con el avión completado el giro, subió motores (se registra un aumento de gases en la caja negra) y su copiloto le advirtió que aún no tenían autorización para despegar. Van Zanten, en los últimos tiempos instructor y acostumbrado mientras enseña a nuevos pilotos a darse sus propias autorizaciones por cuanto no hay torre de control, le pide que hable con la torre de Los Rodeos y en la comunicación se indica que están en la cabecera de la pista 12 esperando para despegar. Los Rodeos les da la ruta a seguir, un Air Traffic Control Clearance (ATC), y el copiloto lo repite terminando con un poco ortodoxo, "estamos en (posición de) despegue". Literalmente: "Roger sir, we are cleared to the Papa beacon flight level nine zero, right turn out zero four zero until intercepting the three two five (VOR de Las Palmas). We are now at take-off." Cuando los equipos investigadores español, americano y holandés escucharon conjuntamente y por primera vez, la grabación de Torre, nadie o casi nadie entendió que con esta transmisión quisiera decir que estaba despegando.

En ese momento, y mientras su copiloto completaba la repetición de órdenes, Van Zanten, sin un permiso de despegue, o Take Off Clearance, inicia el mismo soltando frenos, según registra la caja negra. Cuando su copiloto termina la orden y ya con el avión en marcha, matiza: "we're going". El controlador contesta el recibido de la repetición de su mensaje de autorización de ATC en la siguiente forma: "Okay" y 1.89 segundos más tarde añade: "Espere para despegar, le llamaré"

La torre de control pidió entonces a PAA 1736 que le comunicase tan pronto como hubiera despejado la pista: "Papa Alfa uno siete tres seis reporte pista libre". Esto se oye en la cabina del KLM. Un segundo después, PAA contesta: "Okay reportaremos cuando la dejemos libre". Contestación que se oye en la cabina de KLM. La Torre de Control contesta "gracias". Justo después de esto, el ingeniero de vuelo y copiloto holandeses mostraron dudas de que la pista estuviese realmente despejada, a lo que el capitán, Jacob Veldhuyzen van Zanten, respondió con un enfático "Oh ya", y quizá creyendo difícil que un piloto experto como él cometiese un error de semejante magnitud, ni el copiloto ni el ingeniero de vuelo hicieron más objeciones. Trece segundos más tarde, ocurrió el choque.

La Torre atiende las llamadas de los IB-185 y BX-387 y espera la comunicación del PANAM 1736 reportando "pista libre", recibe información procedente de dos aviones situados en el aparcamiento de que hay fuego en un lugar no determinado del campo, hace sonar la alarma, informa a los Servicios Contra incendios y Sanidad, y difunde la noticia de situación de emergencia; a continuación llama a los dos aviones que tenía en pista, no recibiendo contestación alguna.






El accidente

El impacto se produjo unos trece segundos después, a las 17:06:50 GMT, tras lo cual los controladores aéreos no pudieron volver a comunicarse con ninguno de los dos aviones. Debido a la intensa niebla, los pilotos del avión de KLM no pudieron ver al avión de Pam Am en frente. El vuelo KLM 4805 fue visible desde PAA 1736 aproximadamente 8 s y medio antes de la colisión, pero a pesar de haber intentado acelerar para salir de la pista, el choque era ya inevitable.

EL KLM ya estaba completamente en el aire cuando ocurrió el impacto, a unos 250 km/h. Los expertos estiman que 25 pies más hubieran sido suficientes para evitar el desastre. Su parte frontal golpeó la parte superior del otro Boeing, arrancando el techo de la cabina y la cubierta superior de pasajeros, tras lo cual los dos motores golpearon al avión de Pan Am, matando a la mayoría de los pasajeros de la parte trasera instantáneamente.

El avión holandés continuó en vuelo tras la colisión, estrellándose contra el suelo a unos 150 m del lugar del choque, y deslizándose por la pista unos 300 m más. Se produjo un violento incendio inmediatamente y a pesar de que los impactos contra el Pan Am y el suelo no fueron extremadamente violentos, las 248 personas a bordo del KLM murieron en el incendio, así como 335 de las 380 personas a bordo del Pan Am, incluyendo 9 que fallecieron más tarde por causa de las heridas.

Las condiciones atmosféricas hicieron imposible que el accidente fuera visto desde la torre de control, desde donde solamente se oyó una explosión seguida de otra, sin quedar claros su situación o causas.

Momentos después de la colisión, un avión situado en la plataforma de estacionamiento avisó a la torre de que había visto fuego. La torre hizo sonar la alarma de incendios inmediatamente y, aún sin saber la situación del fuego informaron a los bomberos. Éstos se dirigieron a la zona a la mayor velocidad posible, lo que debido a la intensa niebla seguía siendo demasiado lenta, aún sin poder ver el fuego, hasta que pudieron ver la luz de las llamas y sentir la fuerte radiación de calor. Al despejarse un poco la niebla, pudieron ver por primera vez que había un avión completamente envuelto en llamas. Tras comenzar a extinguir el fuego, la niebla siguió despejándose y pudieron ver otra luz, que pensaron sería parte del mismo avión en llamas que se había desprendido. Dividieron los camiones y al acercarse a lo que pensaban era un segundo foco del mismo fuego, descubrieron un segundo avión en llamas. Inmediatamente concentraron sus esfuerzos en este segundo avión ya que el primero era completamente irrecuperable.

Como resultado, y a pesar del gran alcance de las llamas en el segundo avión, pudieron salvar la parte izquierda, de donde más tarde se extrajeron entre quince y veinte mil kilos de combustible. Mientras tanto, la torre de control, aún cubierta en una densa niebla, seguía sin poder averiguar la situación exacta del fuego y si se trataba de uno o dos aviones implicados en el accidente.

Según los supervivientes del vuelo de Pan Am, entre ellos el capitán del vuelo, Victor Grubbs, el impacto no fue terriblemente violento, lo que hizo creer a algunos pasajeros que se había tratado de una explosión. Unos pocos situados en la parte frontal saltaron a la pista por aberturas en el costado izquierdo mientras se producían diversas explosiones. La evacuación, sin embargo, se produjo con rapidez y los heridos fueron trasladados. Muchos tuvieron que saltar directamente a ciegas y gran parte de los supervivientes tuvieron fracturas y torceduras por la altura del jumbo.

Camiones de bomberos de las ciudades vecinas de La Laguna y Santa Cruz tuvieron que ser empleados y el fuego no fue completamente extinguido hasta las 03.30 del 28 de marzo .






Explicaciones


Una serie de factores contribuyeron al accidente. El cansancio tras largas horas de espera y la tensión creciente de la situación. El capitán del KLM, debido a la rigidez de las reglas holandesas sobre las limitaciones de tiempo de servicio, sólo disponía de tres horas para despegar desde el aeropuerto de Gran Canaria de vuelta al aeropuerto de Ámsterdam o tendría que suspender el vuelo, con la consecuente cadena de retrasos que eso conllevaría. Además, las condiciones atmosféricas del aeropuerto estaban empeorando rápidamente, lo que podría provocar que el vuelo fuese retrasado aún más. El llamado "síndrome de la prisa" pudo afectar al piloto holandés que inicio su recorrido por la pista sin tener autorización para el despegue, tan sólo confirmación de la ruta a seguir una vez despegara. Esta es la causa directa del accidente y que, a pesar de las reticencias holandesas, es la versión aceptada y corroborada por las cajas negras de los aparatos.

Otro factor fueron las transmisiones de la torre indicando al KLM que aguardase y la del Pan Am informando que aún se encontraba rodando por la pista de despegue, que no fueron recibidas en la cabina del KLM con claridad; ambas comunicaciones se realizaron a la vez por lo que se produjo una interferencia. El lenguaje técnico empleado en la comunicación entre las tres partes tampoco fue adecuado. Por ejemplo, el copiloto holandés no utilizó el lenguaje adecuado para indicar que se disponían a despegar y el controlador de vuelo añadió un OK justo antes de pedir al vuelo de KLM que aguardase la autorización para el despegue.

El Pan Am tampoco abandonó la pista en la tercera intersección, como se le había indicado. De hecho, tal y como era la entrada a la tercera intersección, era fácil abandonar la pista para un Fokker F-27, con los que operaba habitualmente Iberia y Aviaco el tráfico interinsular en aquel entonces, pero no para un 'Jumbo'. Los pilotos de Pan Am pensaron que las grandes dimensiones hacían imposible la maniobra de entrada a la tercera intersección. El avión hubiera debido, de hecho, consultar con la torre, pero esto no pudo haber sido una causa directa del accidente, ya que nunca informó de que la pista estuviese despejada e informó dos veces que se encontraba rodando por ella. La excesiva congestión del tráfico aéreo también influyó, obligando a la torre a tomar medidas que, aunque reglamentarias, en otras ocasiones pueden ser tomadas como potencialmente peligrosas, tal como tener aviones rodando por la pista de despegue.

También hay que tener en cuenta que el vuelo de Tenerife a Gran Canaria es solamente de 25 minutos de duración, por lo que al repostar 55500 litros de combustible, lo que hizo que el fuego producido más tarde fuese aún mayor, hace suponer que el capitán del vuelo KLM 4805 se proponía el ahorrarse más demoras en Gran Canaria por los problemas de tráfico aéreo. Al ser un vuelo chárter, debería despegar desde el aeropuerto de Gran Canaria con destino a Ámsterdam y con esta cantidad de combustible tendría suficiente. El vuelo KLM estuvo largo rato repostando, tiempo durante el cual, el otro vuelo Pan Am podría haber dado la vuelta y despegar, mientras el KLM repostaba pero imposible porque impedía su paso.

Tras el accidente, y también debido a la apertura del aeropuerto Reina Sofía, el número de pasajeros en Los Rodeos fue decayendo paulatinamente hasta la entrada en servicio de Binter Canarias y otras compañías regionales (Islas Airways) que la siguieron, que supusieron el renacer del aeropuerto, el cual ha experimentado numerosas ampliaciones y mejoras desde entonces. Actualmente se encuentra absolutamente remozado y acoge vuelos nacionales e internacionales.

Como consecuencia del accidente, se produjeron una serie de cambios en cuanto a las regulaciones internacionales. Desde entonces, todas las torres de control y pilotos deben usar frases estándar en inglés y se comenzaron a instalar en los aviones métodos de navegación automáticos para niebla. También se cambiaron los procedimientos de cabina, dándose más énfasis a la toma de decisiones conjuntas entre los varios miembros de la tripulación.

Los radares de tierra, inexistentes en pistas que no fueran grandes ciudades como Londres, Nueva York o París, también empezaron a ser incluidos en la mayoría de aeropuertos aunque hasta la primera mitad de los años 80 no serían mayoritarios; su ausencia, algunos años después en otros aeródromos, todavía nos depararía desastres aéreos.

Leyendas urbanas

Tras el accidente y con el tiempo, se han sucedido todo tipo de leyendas:

  • La niña de la garita: Justo enfrente de la terminal de Los Rodeos se encuentra el Grupo de Artillería Antiaérea Ligera (GAAL) y el Regimiento Mixto de Artillería (Ramix 93). Allí, muchos aseguran que en la garita más alejada de los barracones, en la parte sur, deambula una niña cuyo denominador común es que se trata de una muchacha de corta edad (6 ó 7 años) y baja estatura, ojos claros y pelo color oscuro.
  • Pasajeros sobre la pista: Esta historia varía. Algunos testimonios la sitúan en los prados cercanos a la pista, otros creen verlo cuando la niebla cubre Los Rodeos sobre el punto aproximado del impacto entre el KLM y el Pan Am.
  • Los videntes: Sobre premoniciones, avisos, rezos, sentimientos de amenaza, provocados por autosugestión probablemente, se ha escrito mucho. Curioso es el taxista que afirmó haber soñado varias veces que el choque iba a ocurrir y que llevó a varios heridos, uno de ellos de Pan Am llamado Norman Williams.
  • Partido de fútbol: Aunque los controladores han desmentido la historia se dice que escuchaban un partido de fútbol que los despistó.
  • Error en la ubicación del aeropuerto: Unos ingenieros alemanes hicieron un estudio buscando el lugar del Norte de Tenerife más idóneo para un aeropuerto, marcando en el mapa la zona de Los Rodeos como la única en la que nunca se debería construir. Es muy extendido este rumor pero mucho antes de los alemanes (la historia afirma que eran, además, nazis) había vuelos sobre Tenerife Norte.

LOS ALFAQUES


ACCIDENTE LOS ALFAQUES, SAN CARLOS DE LA RÁPITA.

El día 11 de julio de 1978, aproximadamente a las 14:30 horas, se produjo un accidente durante el transporte de mercancías peligrosas con una serie de incendios y explosiones que produjeron 215 muertos, numerosos heridos y la destrucción casi completa de parte de un camping situado en sus proximidades.


CARACTERÍSTICAS DE LAS INSTALACIONES

El camping Los Alfaques (Dunas de Arena), situado en la localidad de San Carlos de la Rápita (Tarragona), era un espacio triangular de unos 10.000 m2, situado entre el mar y la carretera. Tenía aproximadamente 200 metros de largo por 100 metros de ancho al norte, 60 metros de ancho al sur y unos 60 metros de ancho en la zona del accidente.El día del accidente había unas 800 personas, pero no todas estaban en la zona afectada. Se estima que habría entre 300 y 400 personas en el área afectada.

A las 12:05 se cargó un camión cisterna con propileno en la refinería de ENPETROL Tarragona. La cisterna tenía una capacidad aproximada de 45 m3 y la cantidad cargada era de 25 Tm cuando la máxima cantidad permitida era de 19,35 Tm a una presión de 8 bar y a 4 ºC. La cisterna era de acero al carbono T1 A (Fabricado según el código ASTM A 517-72a). La cisterna no tenía ningún sistema de alivio de presión.

DESCRIPCIÓN DEL ACCIDENTE

Aproximadamente 2 horas y media después de cargar y 102 km recorridos, en el momento de atravesar la zona del camping, se produjo una explosión que prácticamente desintegró la cisterna. Aparecieron partes importantes del camión cisterna a unos 300 metros de distancia y casi en todas direcciones. Se produjeron unos 100 muertos instantáneamente y posteriormente la cifra alcanzó los 217. Además hubo 67 heridos graves y la destrucción casi total de las instalaciones próximas.

ANÁLISIS DE LAS CAUSAS DEL ACCIDENTE

La causa del accidente, según el tribunal de Tarragona fue: "debida solamente al sobrellenado de la cisterna, lo que impidió la expansión del líquido contenido en su interior a causa del calor que en la época del año en que ocurrió el accidente era elevada...".

Sin embargo, otros autores ofrecen explicaciones alternativas:

  1. Ruptura hidráulica de la cisterna

    Es la versión oficial, suscrita por el tribunal. La posibilidad de la ruptura hidráulica de la cisterna por el sobrellenado depende de la diferencia de temperatura en el interior y de la capacidad de expansión del gas. Se sugirió que la primera explosión fue debida a la ruptura de la cisterna y la posterior se debió a una explosión de gas dentro de un edificio. El incendio posterior afectó a la cisterna y produjo una posible BLEVE.


    1. Pequeña fuga en la cisterna. Parece que hubo una pequeña fuga de propileno de la cisterna. La nube de gas que se formó tras la fuga, encontró un punto de ignición y las llamas incendiaron toda la cisterna. Esto produjo un gran incendio que envolvió a la cisterna y, posteriormente ocurrió una explosión tipo BLEVE (boiling liquid expanding vapour explosion o expansión explosiva del vapor de un líquido en ebullición).

  2. Accidente de tráfico

Esta hipótesis también se ha contemplado. Puede que, por efecto del sobrellenado, el exceso de carga produjo un error de conducción y motivó el accidente de circulación en las inmediaciones del camping. Debido al impacto, se rompió la cisterna y se derramó el contenido. Posteriormente, se produjo una explosión del vapor generado y un incendio del charco. Posiblemente debido a la rapidez de la evaporación por el calor, se produjo también una bola de fuego. Además, tuvieron lugar pequeñas explosiones de botellas de gas de los campistas y también explosiones en edificios colindantes.

Hasta aquí es la versión oficial del accidente.
He ido consultando diversas páginas web y diarios de la época y lo que relatan es el horror que se vivió en ese momento.

En uno de esos artículos comentaban que la gente que falleció parece que ni se enteraron de lo que estaba pasando, puesto que los cuerpos quedaron tal y como estaban antes de la explosión, en las mismas posturas pero carbonizados.
Incluso, hubo gente que después de la primera explosión se metió en el agua murieron por las altas temperaturas que adquirió la misma y perecieron "cocidos", esto nos da una idea de la horrorífica temperatura que se generó en la explosión.
Curiosamente, una parte del camping quedó intacto, por lo que se salvaron bastantes vidas de las gentes que por casualidad se encontraban en esa parte.
Otra curiosidad es que solamente murieron los perros que estaban atados, puesto que los que permanecían sueltos, después de la primera explosión, salieron corriendo quedando sanos y salvos.
Entre la gente que se salvó, destacan dos niños que sin saber porqué, salieron corriendo hacia el lado opuesto a la devastadora onda expansiva.
Hoy en día, casi treinta años después de ese fatídico día, todavía hay gente que ayudó a la evacuación de los heridos a diversos hospitales que cuando entran en alguno de ellos dicen que todavía les huele a la carne quemada de los heridos, hasta ese punto llega la memoria olfativa del ser humano.


EL NIÑO DE SOMOSIERRA


25 de junio de 1986. Las noticias informan de un accidente en la sierra de Somosierra (Madrid). Un camión cisterna ha volcado, vertiendo su contenido por toda la zona. La alerta es máxima. El material es ácido y puede causar un peligro biológico irreparable. Más tarde se empieza a hablar de víctimas. Los dos ocupantes del camión. Andrés Martínez y Carmen Gomez. Una tragedia más si no fuera por el dato más extraño del caso. Las dos personas no estaban solas. En la cabina del camión, iba su hijo pequeño, Juan Pedro Martínez. Su cuerpo no apareció jamás.


Un camión Volvo F-12, dispuesto a transportar una cisterna con 20.000 litros de ácido sulfúrico óleum, dispuso su marcha desde la localidad murciana de Las Cánovas hasta Bilbao, para desembarcar su mercancía en una empresa petroquímica. Al volante, el conductor profesional Andrés Martínez, al que acompañaban su esposa, Carmen Gómez, y el hijo de éstos, Juan Pedro Martínez Gómez.

"El camión cisterna alcanza los 140 Km/h sin motivo aparente y en una de las variantes de la carretera nacional I, derrapó chocando frontalmente con otro vehículo de gran tonelaje. El camión se sale de la calzada y procede a impactar contra una hilera de vehículos que circulaban detrás. El Volvo F-12 se estrella posteriormente contra un árbol y se produce una brecha considerable en la cisterna, ésta acaba por desquebrajarse del todo y la totalidad del ácido es esparcido por toda la carretera, con el consiguiente caos circulatorio. La Guardia Civil después de presentarse en el lugar de los hechos y desviar el tráfico, comprueba la cabina del Volvo F-12 totalmente destrozada y dos ocupantes calcinados entre un gran amasijo de hierros. Estas personas, según los informes, son Andrés Martínez y su esposa, Carmen Gómez."

Según el tacógrafo del camión Volvo F-12 el viaje lo iniciaron a las 19:00 horas, teniendo como primera parada un lugar conocido como Venta del Olivo, donde repostó, muy próximo a la localidad murciana de Cieza, y emprendió la marcha hasta la localidad de Las Pedroñeras, en Cuenca. A las 0:12 horas, la familia fue vista por el personal de la gasolinera. Después de echar una cabezada en una zona de descanso, volvieron a la carretera nacional 301 hasta Madrid. Siendo casi las 3:00 de la mañana llegaron a la gasolinera "Los ángeles", en la entrada de la capital de España. A las 5:30 de la madrugada, realizaron su última parada. El lugar elegido fue el mesón Aragón, en el término de Cabanillas, a pie del puerto de Somosierra. Ese fue el último momento en que se vió al niño con sus padres. Existe una entrevista con el camarero del citado mesón, Felipe Alhambra, en el que asegura que fué él quien atendió a la familia. Hasta precisa lo que tomaron, el padre un café solo, la madre un café con leche y el chiquillo un poco de leche con una bayonesa.

A partir de ahí empieza el enigma. En una distancia relativamente corta, desde Cabanillas hasta coronar el puerto de Somosierra, en el que invirtió 1 hora y 23 minutos, el camión se detuvo hasta en 12 ocasiones, una circunstancia muy extraña, puesto que camioneros consultados, dicen que como mucho se pararía una o dos veces, nunca en tantas ocasiones.

¿Por qué ese alto número de paradas del camión?

¿Fallos mecánicos?

¿Algún tipo de indisposición de alguno de sus ocupantes?

El camión choca contra otro vehículo de gran tonelaje y se estrella contra una cuneta. El contenido de la cisterna se derrama por la carretera y provoca un atasco y retenciones de horas. El desastre no acababa más que empezar. Explosiones a lo largo de la carretera indicaba que el ácido se extendía por todas partes.


Se hallan los restos de los adultos. Sus cuerpos presentan quemaduras de gran embergadura, están quemados: una brecha se abrió encima de la cabina y bañó de ácido a sus ocupantes. Sus rostros totalmente desfigurados, pero los cuerpos intactos. Ya al anochecer, cientos de personas se agolpaban en la zona.

Entre ellos circulaba el rumor. Los padres de Andrés Martínez habían llamado preocupados, a sabiendas de la noticia, repetían continuamente una frase estremecedora:
¿DÓNDE ESTA NUESTRO NIETO? Cuando las fuerzas de seguridad tienen el permiso de abrir la cabina, no descubren rastro alguno del niño. Con potentes focos y linternas empiezan a investigar los alrededores del accidente, pero no encuentran ningún cadáver, ningun niño herido por ácido… Juan Pedro Gomez había desaparecido.

Las posteriores investigaciones desmienten la posibilidad de que el niño hubiera sido disuelto por el ácido en tan poco tiempo, ni con la posibilidad de que la cabina se hubiera convertido en una "bañera" del mismo, y en el caso de que ocurriera, los huesos deberían haber aparecido aunque fueran flotando en el líquido.

Nada. El niño había desaparecido.

Pero aún un dato más escalofriante les esperaba a los investigadores: los testigos que circulaban por la carretera, indicaron que delante del camión circulaba a gran velocidad una camioneta blanca, parece ser que una Nissan Vanette. ¿Acaso perseguía el camión a la furgoneta? ¿Con qué motivo? ¿Podía ser un secuestro y el camión perseguía la furgoneta con su hijo dentro? A estas preguntas se le unieron más cuando los testigos presenciales del accidente vieron asustados, que después del choque, de la furgoneta blanca salieron dos individuos muy altos, con batas blancas hasta los tobillos y tez pálida, se acercaron al camión y sacaron un bulto bastante grande.

La policía realizó la intensa búsqueda de todos los poseedores de un furgón de semejantes características, pero no encontraron nada. Nunca más se supo de Juan Pedro Martínez.

En este punto es donde empiezan las elocubraciones de la gente.

Parece ser que la existencia de la furgoneta Nissan Vanette está contrastada por dos personas del lugar que vieron el accidente. Lo que no se sabe es la relación de ésta con el camión.

Un supuesto es que en la furgoneta iba gente de una empresa petroquímica para la que trabajaba el chófer del camión y que desconfiaban de que vendiera la mercancía a otra empresa que le pagara más por ella. En cuanto ocurre el accidente, bajan del vehículo e inspeccionan la cabina del camión y se encuentran con que el niño aún tiene vida, lo sacan de la cabina y se lo llevan. Al poco tiempo el chaval fallece y se deshacen del cuerpo para no verse involucrados en el accidente.

Otra suposición es que fueran coaccionados los padres para llevar droga en el camión hasta la frontera con Francia, y que secuestraran a Juan Pedro con ese fin. El padre comenzó una persecución a la furgoneta a gran velocidad hasta el momento del accidente.

Foto del lugar en la actualidad